Ubicada en el valle Loncomilla, la viña San Clemente es verdaderamente una bodega del pasado, donde el tiempo parece haberse detenido. Es una viña familiar con una planta de producción artesanal que trabaja especialmente la desconocida cepa chilena. Según su dueño, Clemente Urrutia, esta cepa es la única que podría considerarse como propia de la tierra de Chile. A los 74 años de edad, este bodeguero aún trabaja día a día en su viña, donde montó su propio museo del vino, donde se exponen cavas con vinos de los años ochenta, antiguas moledoras de uvas, y distintos utinsilios artesanales.